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BLOG #22

LA IMPORTANCIA DE LOS BIOESTIMULANTES PARA LA PRÓXIMA CADENA ALIMENTARIA
GEN

Conferencia Farm to Fork Europe

La cadena alimentaria puede definirse como la serie de procesos mediante los cuales los alimentos se cultivan o producen, se venden y, finalmente, se consumen. Es un proceso marcado según fases precisas y en el que intervienen numerosos actores: agricultores, productores de semillas, criadores, industria de transformación, transportistas y distribuidores, mayoristas y minoristas, hasta llegar al consumidor. El contexto actual de transiciones demográficas, alimentarias y agroecológicas plantea nuevos retos a los actores de las cadenas agroalimentarias, tanto locales como mundiales: por ejemplo, garantizar el suministro de alimentos de forma sostenible, gestionar los riesgos y la seguridad alimentaria, valorizar y/o reutilizar los subproductos.

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LA EVOLUCIÓN DE LA CADENA ALIMENTARIA

La cadena alimentaria hasta la década de 1970, que puede identificarse como el periodo del fin de la pobreza masiva, se centraba únicamente en satisfacer las necesidades alimentarias (cantidad) y la evolución progresiva trajo consigo una fuerte transición en la organización y el proceso de suministro desde el mercado tradicional hasta el comercio minorista a gran escala. La creación de una larga cadena alimentaria aumenta la distancia, física y relacional, entre el productor y el consumidor. El aumento de la gama y de la disponibilidad temporal de diferentes tipos de productos contrarresta una pérdida de contacto entre productor y consumidor que genera una pérdida de "confianza".

Desde principios de la década de 2000, y especialmente tras la experiencia de COVID-19, se está produciendo una vuelta a los orígenes porque los consumidores quieren comprar cada vez más productos locales, están apareciendo mercados de KM 0 y las tiendas tienen acuerdos con los agricultores locales para recuperar la confianza. Además, se está desarrollando una integración cada vez mayor entre los distintos agentes de la cadena agroalimentaria. Las industrias de transformación alimentaria y la distribución piden saber más sobre cómo se cultivan los productos y hay normas establecidas que los agricultores deben seguir si quieren vender su producción (protocolos de especificación de la producción). Los bioestimulantes están cada vez más presentes en estos protocolos de especificaciones de producción como soluciones alternativas al uso masivo de productos químicos y como estrategias para resolver problemas de producción ayudando a los agricultores a entregar productos que satisfagan las necesidades de la cadena de distribución y de todos los operadores implicados.

EL PAPEL DE LOS BIOESTIMULANTES

1) Mejorar la calidad comercial:
Los bioestimulantes tienen la capacidad de actuar sobre diferentes rasgos de calidad comercial como la homogeneidad del tamaño de la fruta, el color, la resistencia a la manipulación, la mejora de la vida útil, la aptitud al procesado. Una mejor calidad comercial significa menos pérdida y desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena alimentaria, un uso más eficiente de la tierra y una mejor gestión de los recursos con efectos positivos sobre el cambio climático.

2) Mejorar la calidad nutricional:
Los bioestimulantes tienen la capacidad de actuar sobre la composición química de las frutas aumentando el contenido de nutrientes, proteínas, azúcares y sustancias antioxidantes. El consumidor del siglo XXI es muy exigente y muestra una mayor preocupación por la calidad y los beneficios para la salud de los alimentos que compra. La calidad de los alimentos es un tema central en la economía alimentaria actual, lo que demuestra que la preocupación de los consumidores por un estilo de vida más sano y por el cuidado del medio ambiente son fuerzas motrices que modifican las intenciones de compra de alimentos y sus perspectivas sobre la calidad de los mismos. Los consumidores son conscientes y están más atentos al hecho de que los alimentos funcionales y bioenriquecidos pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollo de enfermedades y, en consecuencia, promover la salud y el bienestar.

3) Permiten producir cero residuos y productos ecológicos:
El uso de bioestimulantes en las estrategias de cultivo es esencial si el objetivo es reducir los residuos químicos en el cultivo y si se pretende que la producción sea ecológica o vegana. Especialmente algunos tipos de bioestimulantes, como los hidrolizados de proteínas vegetales, pueden emplearse sin restricciones en el cultivo ecológico, mientras que los hidrolizados de proteínas animales pueden aplicarse de forma limitada. Los hidrolizados de proteínas vegetales también son adecuados para la producción de verduras/frutas destinadas a la alimentación vegana/vegetariana y también para la alimentación de musulmanes e hindúes, todos ellos segmentos que requieren productos libres de residuos de origen animal. Además, el mercado mundial de alimentos ecológicos está creciendo y los consumidores son cada vez más conscientes de su salud, están más informados, conectados y sienten más curiosidad por lo que comen; tienen acceso a mucha información y quieren saber más sobre el origen de los alimentos y la forma en que se producen. En los países desarrollados también están dispuestos a pagar un precio más alto por consumir alimentos más sanos.

4) Contribuir a la creación de sistemas alimentarios sólidos y resistentes impulsados por la sostenibilidad
En Europa, el Green Deal y la estrategia "de la granja a la mesa" fijan ambiciosos objetivos para una agricultura más sostenible. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) calcula que en 2050 será necesario producir un 60% más de alimentos para alimentar a una población mundial de más de 9.000 millones de personas con menos insumos y una disponibilidad limitada de suelo. Los agricultores tendrán que cultivar en condiciones subóptimas enfrentándose continuamente a condiciones meteorológicas extremas como la sequía, el calor, las inundaciones y las heladas. En este escenario, los bioestimulantes son un elemento crítico para alcanzar los objetivos de sostenibilidad que exigen los consumidores y cada vez más actores de la cadena agroalimentaria. El sector agrícola no tiene más remedio que embarcarse en una revolución más verde, lo que significa aumentar la productividad y la calidad de los cultivos aplicando prácticas sostenibles y reduciendo la huella medioambiental.

Farm to Fork Europe estará en Atenas en 2022

La agricultura moderna exige cada vez más una alternativa a los productos químicos sintéticos para responder a los cambios en la legislación y la normativa internacionales, pero también a las necesidades de los consumidores. Los bioestimulantes desempeñan un papel crucial para un futuro más sostenible de la agricultura gracias a su capacidad de mejorar el rendimiento de los cultivos, la eficiencia en el uso de nutrientes y la calidad de los productos, así como de aumentar la tolerancia/resistencia a una amplia gama de estreses abióticos como la salinidad, la sequía, la deficiencia de nutrientes y las temperaturas extremas.