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BLOG #13

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¿Qué son?

Los bioestimulantes estimulan los procesos naturales de los cultivos para mejorar la absorción de nutrientes, la eficiencia en el uso de nutrientes (NUE), la resistencia al estrés abiótico y los rasgos de calidad, además de aumentar la presencia de nutrientes en el suelo o la rizosfera.

Actualmente existen varios tipos de bioestimulantes que pretenden estimular los procesos naturales de nutrición de plantas y cultivos. Entre ellos se incluyen:

  • Sustancias húmicas
  • Extractos de algas
  • Hidrolizados de proteínas
  • Silicio
  • Rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal (PGPR)
  • Hongos micorrícicos arbusculares (HMA)
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¿Por qué son importantes?

Ante la creciente preocupación por el impacto medioambiental del sector agrícola y sus sistemas de producción, urge desarrollar procesos de producción de cultivos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

Los bioestimulantes vegetales afirman que mejoran la eficiencia en el uso, la absorción y la utilización de nutrientes. Teniendo esto en cuenta, los agricultores y productores tienen menos necesidad de recurrir al uso de fertilizantes sintéticos para aumentar la calidad de sus productos. Al igual que otros productos sintéticos, como los fungicidas sintéticos, los fertilizantes sintéticos contribuyen negativamente al medio ambiente. Por ejemplo, los fertilizantes sintéticos:

  • Se escurren del suelo hacia las principales masas de agua (lagos, arroyos, ríos, etc.) y pueden afectar a los ecosistemas acuáticos.
  • Mata a los microorganismos beneficiosos del suelo que pueden convertir los restos vegetales en materia orgánica nutritiva y de alta calidad.

Un aspecto clave a tener en cuenta es que los bioestimulantes no deben utilizarse como sustitutos de los fertilizantes. Por el contrario, quienes trabajan en el sector sugieren que los bioestimulantes se utilicen como complemento de los fertilizantes.

Con este enfoque en mente, se requieren menores cantidades de fertilizantes debido a la capacidad de los bioestimulantes para mejorar la eficiencia en el uso de nutrientes (NUE). Con menores cantidades de fertilizantes necesarias, se reduce el impacto ambiental potencial de los sistemas de producción de cultivos.

También se sabe que los bioestimulantes aumentan la tolerancia de las plantas y los cultivos al estrés abiótico, como la sequía, la salinidad y los casos de exposición a temperaturas extremas.

Además, quienes trabajan en el sector de los bioestimulantes señalan que existe una clara capacidad para explotar los subproductos del sector agroindustrial y utilizarlos en las fases de desarrollo de la creación de productos bioestimulantes actuales y/o nuevos.

¿Cuál es el principal reto?

A pesar de que el sector agrícola lleva décadas utilizando bioestimulantes, existen -a día de hoy- múltiples definiciones sobre la clasificación de los bioestimulantes y su funcionamiento. Esto se debe, en parte, a la división de continentes y a sus diferentes afirmaciones sobre la capacidad de los bioestimulantes para mejorar la salud y la nutrición general de los cultivos y las plantas.

En Europa, tal y como se reclama en el Reglamento (UE) 2019/1009 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de junio de 2019, por el que se establecen normas relativas a la comercialización de productos fertilizantes de la UE, los bioestimulantes se definen como:

"...un producto fertilizante de la UE cuya función es estimular los procesos de nutrición de la planta independientemente del contenido en nutrientes del producto con el único objetivo de mejorar una o varias de las siguientes características de la planta o de la rizosfera de la planta:".

  • Eficiencia en el uso de nutrientes
  • Tolerancia al estrés abiótico
  • Rasgos de calidad, o
  • Disponibilidad de nutrientes confinados en el suelo o la rizosfera

Sin embargo, en Norteamérica coexisten dos definiciones clave. La primera, propuesta por el Congreso en la ley agrícola de 2018, define los bioestimulantes como:

sustancia o microorganismo que, cuando se aplica a las semillas, las plantas o la rizosfera, estimula los procesos naturales para mejorar o beneficiar la absorción de nutrientes, la eficiencia de los nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico o la calidad y el rendimiento de los cultivos".

La segunda definición, propuesta por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) en su borrador de directrices de 2019 define los bioestimulantes como:

sustancia o microbio natural que se utiliza por sí mismo o en combinación con otras sustancias o microbios naturales con el fin de estimular procesos naturales en las plantas o en el suelo para, entre otras cosas, mejorar la eficiencia del uso de nutrientes y/o agua por parte de las plantas, ayudar a las plantas a tolerar el estrés abiótico o mejorar las características físicas, químicas y/o biológicas del suelo como medio para el crecimiento de las plantas".

Falta de claridad

Aunque algunos pueden argumentar que la diferencia entre las tres definiciones es mínima, es fundamental destacar que la incapacidad del sector para establecer una definición universalmente reconocible por los productores, agricultores y otros actores importantes en todo el mundo, sugiere que puede haber incertidumbre sobre la verdadera comprensión de lo que son los bioestimulantes y los aspectos prácticos de su uso. 

¿Cuál es el futuro?

La implantación generalizada de los bioestimulantes parece algo del futuro, pero no por ello deja de ser una perspectiva apasionante. Sin embargo, antes de que se produzca el cambio, es fundamental que el sector de los bioestimulantes se decante por una definición para evitar confusiones y garantizar un cierto nivel de clarificación.

Con el desarrollo y la implantación a gran escala en toda la agricultura de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y la robótica, se sugiere que el sector de los bioestimulantes podría utilizar estas tecnologías para impulsar el propio avance del sector.

Un aspecto prometedor a destacar es la capacidad potencial de la inteligencia artificial para identificar nuevas materias primas o cepas microbianas basándose en pruebas y conocimientos previos.

Bioestimulantes para la producción sostenible de cultivos". Youssef Rouphael; Patrick du Jardin; Patrick Brown; Stefania De Pascale y Giuseppe Colla (ed), 2020, Burleigh Dodds Science Publishing, Cambridge, Reino Unido (ISBN: 978-1-786-76336-5; https://bdspublishing.com).

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