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BLOG Nº 38

Origen y evolución del término bioestimulante

10 formas en que los bioestimulantes contribuyen a la seguridad alimentaria y la nutrición para todos

La seguridad alimentaria, tal y como la define el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de las Naciones Unidas, existe cuando "todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana".

Desgraciadamente, el hambre en el mundo aumentó en 2020 bajo la sombra de la pandemia de COVID-19 y, tras permanecer prácticamente sin cambios durante cinco años, la prevalencia de la subnutrición (PdA) pasó del 8,4% a cerca del 9,9% en tan solo un año, lo que aumenta el reto de alcanzar el objetivo de Hambre Cero de las Naciones Unidas para 2030. En 2020, entre 720 y 811 millones de personas pasaban hambre en el mundo y, en las próximas décadas, el cambio climático, el crecimiento de la población mundial, el aumento de los precios de los alimentos y los factores de estrés medioambiental tendrán un impacto significativo, aunque incierto, en la seguridad alimentaria.

La producción agrícola tiene que aumentar en torno a un 60-70 por ciento respecto a los niveles actuales para satisfacer el aumento de la demanda de alimentos en 2050. La tierra cultivable per cápita en todo el mundo era de 0,42 hectáreas en 1960, y será de 0,19 hectáreas en 2050. Para los países desarrollados, la opción de cultivar más tierras no existe en la práctica.

Por este motivo, el 80% de los alimentos adicionales necesarios deberán proceder de tierras ya cultivadas, pero el 33% de los suelos de la Tierra ya están degradados y más del 90% podrían degradarse de aquí a 2050.

Impactos climáticos como los fenómenos meteorológicos extremos, la propagación de plagas y enfermedades, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los ecosistemas y la escasez de agua empeorarán a medida que se caliente el planeta. Si no se toman medidas, el cambio climático afectará a la disponibilidad de alimentos y dificultará el acceso a los mismos. La agricultura y los sistemas alimentarios son una parte importante de la solución climática, pero deben transformarse mediante enfoques integradores y multisectoriales que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y aumenten la resiliencia y la capacidad de adaptación.

esquema_de_seguridad_alimentaria

Es necesario un cambio profundo del sistema alimentario y agrícola mundial si queremos alimentar a los más de 700 millones de personas que pasan hambre hoy en día y a los 2.000 millones de personas adicionales que tendrá el mundo en 2050.

Los bioestimulantes desempeñan un papel importante en la alimentación sostenible de una población en crecimiento y para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, en particular los relativos a la pobreza y el hambre.

Veamos las 10 formas en que los bioestimulantes contribuyen a la seguridad alimentaria y la nutrición para todos:

  • 1) Aumento del rendimiento: los bioestimulantes permiten obtener un mayor rendimiento por hectárea mejorando el rendimiento del cultivo y siendo constantes el resto de factores de producción como fertilizantes, agua, productos fitosanitarios.

  • 2) Mejorar la calidad comercial: Los bioestimulantes tienen la capacidad de actuar sobre diferentes rasgos de calidad comercial como la homogeneidad del tamaño del fruto, el color, la resistencia a la manipulación, la mejora de la vida útil, la aptitud al procesado. Esto se traduce en una menor pérdida y desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena alimentaria.

  • 3) Mejorar la calidad nutricional: Los bioestimulantes tienen la capacidad de actuar sobre la composición química de las frutas: Aumentando los nutrientes, proteínas, azúcares y compuestos con acción nutracéutica. Reduciendo el contenido de compuestos indeseables como los nitratos en verduras de hoja.

  • 4) Ayudar a la producción de productos ecológicos: la agricultura ecológica puede beneficiarse del uso de bioestimulantes porque estas sustancias pueden aumentar la resistencia de las plantas a la limitación de nutrientes típica de este sistema de producción, reduciendo así la diferencia entre los rendimientos ecológicos y convencionales.
  • 5) Aumentar la eficiencia en el uso de nutrientes (NUE): Los bioestimulantes vegetales tienen la capacidad de mejorar la NUE de los cultivos, especialmente en condiciones de baja disponibilidad de nutrientes, lo que significa que se pueden aplicar menos fertilizantes químicos para obtener el mismo rendimiento o incluso mejor.

  • 6) Aumentar la eficiencia en el uso del agua (WUE): Los bioestimulantes son capaces de aprovechar al máximo el agua disponible. Además, muchos bioestimulantes son adecuados para la fertirrigación con riego por goteo, que es el sistema de riego más eficiente.

  • 7) Mejorar y restaurar la fertilidad del suelo: Los bioestimulantes aumentan la biodisponibilidad de nutrientes en el suelo solubilizando los nutrientes del suelo y aumentando el área de absorción de las raíces. Además, muchos bioestimulantes son adecuados para la aplicación de fertirrigación, lo que reduce la compactación del suelo causada por las máquinas pesadas en el campo, con beneficios adicionales para la fertilidad del suelo.

  • 8) Aumentan y restauran la salud del suelo: Los bioestimulantes estimulan y favorecen el desarrollo de microorganismos beneficiosos mejorando y restaurando la biodiversidad y la salud del suelo.

  • 9) Mejorar la tolerancia de las plantas al estrés abiótico (adaptación al cambio climático): Se ha demostrado que los bioestimulantes mejoran la tolerancia de las plantas y los cultivos al estrés abiótico y permiten alcanzar un mayor nivel de rendimiento en situaciones en las que las condiciones ambientales no son óptimas, lo que será cada vez más habitual debido al cambio climático y la degradación del suelo en todo el mundo.

  • 10) Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los sistemas de cultivo (mitigación del cambio climático): Los estudios de Evaluación del Ciclo de Vida han demostrado que la aplicación de bioestimulantes reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de cultivos, mitigando el cambio climático.